Un día con una barista… e Instructora: Ariadna Chaparro González

Oscar A. Galeana Sánchez

Tercera en la 15ª contienda de barismo, esta joven comparte su pasión y saber del café tanto en Centro Café, como en las aulas de la Coffee Matters School, donde es mentora.

Apasionada, sensible y exitosa con tan sólo 24 años de edad. Ariadna Chaparro González acumula mucha experiencia en sólo cinco años dentro del barismo, pero la suficiente para darle el tercer lugar de la Competencia Mexicana de Baristas 2016. Desde la barra de Centro Café y en las aulas de la Coffee Matters School de San Remo Latin, comparte su talento y contagia su vehemencia por el aromático de especialidad a quien toma clases con ella o simplemente, disfruta una taza preparada por ella.

Como ironía de la vida, la joven destinada a ser decoradora de interiores por el negocio familiar, se acercó al café por una famosa cadena… Acertó, la de la “sirenita de Seattle” y ya no volvió atrás. Como una ruta en ascenso en su bicicleta (adora andar en ella cuanto le es posible desplazarse por la ciudad), escaló de lo básico del mostrador de esta tienda hasta codearse con lo más granado del barismo nacional. Y pretende mantenerse ahí por mucho tiempo.

Ahora, ¿cómo empezó todo, hace un lustro en una barra de Starbucks? Ella nos dice: “Fue un poco raro (risas). Mi papá se dedica a la decoración y yo le ayudaba, así que en su ausencia yo me encargaba de manejar las remodelaciones. Cierto día me dijo ‘un buen decorador sabe también hacer buen café’ y pues yo de 18 años de edad e inexperta, supuse como la gran mayoría, que la mejor taza era la sirenita y fui a pedirles empleo”.

– ¿Qué tal fue esa experiencia?

– Muy interesante. Estuve dos años y medio sobre todo en marketing, regalaba café por todos lados. Laboré en la unidad de avenida Nuevo León en la Condesa, la segunda que más vende en toda Latinoamérica, así que me entrené muy bien en la atención al cliente sin perder la rapidez en la preparación de las bebidas, sobre todo porque casi siempre me tocó Drive Thru (venta a automóvil). También hacíamos promoción en diversas ciudades de la República por lo que viajé mucho.

– ¿Y cómo se da tu primer contacto con el café de especialidad?

– Precisamente en un viaje a Puebla, a la Cumbre Latinoamericana del Café 2012, teníamos stand y escuchaba a lo lejos los talleres, así que en mis descansos me asomaba a ver de qué trataban las charlas y ahí descubrí el café de especialidad. Conocí algunas marcas y productores y decidí involucrarme de lleno en el tema. De regreso a la CDMX pedí trabajo en Chiquitito Café pero estuvo muy poco, prácticamente de entrada por salida porque me pareció que requería más capacitación y preferí ir poco a poco. Estuve en muchas barras cerca de dos años.

– Entonces, ¿cuándo comenzaste en forma en una barra de especialidad?

– Estuve en una cafetería que era también taller de bicicletas, lo que acentuó mi gusto por la bici y más tarde en una barra en la Condesa llamada Manduka, donde también vendía mucho café pero ya en máquina. Ya había tomado mi curso de barismo así que apliqué mi experiencia de rapidez y servicio que traía de la Sirenita para moler, compactar y extraer los espressos; ahí supe en serio que es ser barista porque hasta entonces comencé a explotar todo lo que había aprendido. Luego pasé a Café Negro, donde perfeccioné mi técnica, ya que aunque había mucha clientela, no era necesaria tanta rapidez y además el compañerismo me encantó y tuve oportunidad de verlos tostar; yo no lo hacía pero les ayudaba a seleccionar los granos en verde. Después estuve en Avellaneda cerca de 4 meses y entonces, Luis Carlos Fernández me comenta que trae en mente abrir Centro Café, me invita a participar y acepté y llevo ya dos años aquí.

– Ahora, ¿cómo es un día de Ariadna en la barra?

– Tengo horarios alternativos, pero por lo general estoy en Centro Café de 8 a 9 am y voy a la oficina hasta las 7 pm y regreso a la barra. Cuando estoy aquí, me encanta calibrar, me gusta ver como saldrá el café y saber el tiempo de tostado o el café invitado, del que no conocemos qué tonalidades nos va a entregar. Imagínate calibrar en cuatro molinos. Además doy los cursos en la Coffee Matters School San Remo y gracias a la dinámica de enseñar a los estudiantes, llevas cada proceso minuciosamente, lo que te permite perfeccionarte diario. Además, amplías la visión de quienes vienen al curso y conocen más de la cultura del café, lo que me resulta muy satisfactorio e incluso, les enseño a seleccionar el café en verde para que conozcan la calidad y que no solamente crean que montar una cafetería es un buen negocio, que loe s, sino apreciar toda la trazabilidad del grano.

– Y a propósito, ¿cuál es tu bebida preferida?

– Es el espresso doble en dos tazas. Pero cualquier taza que pruebes en Centro, te ofrecerá un mundo de sabores y perfiles únicos, porque esa es la razón de crear esta barra, que sea una propuesta para todos los gustos.

– Ahora, ¿cuál es tu opinión de aquellos baristas inalcanzables por sus clientes?

– Nunca me ha gustado ser como algunos colegas que tienen mala actitud; por ejemplo, un cliente quiere probar algo preparado de cierta manera y ese barista, de manera grosera, se lo reprocha so pretexto que no es correcto. Yo privilegio la calidez en el trato y al cliente le doy lo que desea, pero guiándolo a que conozca más sobre la trazabilidad de su bebida. Por ejemplo, los primero 4 meses fui gerente de Centro y tenía gente que venía sólo por un moka y ahora piden macchiato y ocasionalmente un método o espresso. Para mí es una satisfacción guiar al cliente sin que se sientan invadidos.

– Esa misma actitud la mostraste en la 15ª Competencia Mexicana de Baristas…

– Exacto. Mi primer contacto con la contienda fue por 2013; San Remo solicitó baristas para su stand y acudí, aún no trabajaba con ellos y en los ratos libres iba a la competencia. Me quedé admirada de lo que vi, por lo que decidí participar, y no me equivoqué, pero quizá no muchos saben que intenté participar en 2015, tenía apenas 3 meses en Centro y Luis Carlos me insistía que debía entrenar mucho, pero aun así lo intenté y no clasifiqué. Aprendí la lección y por mayo de 2016 comencé a entrenar y por fortuna en el negocio teníamos todo para entrenar por lo que me sentí muy cómoda. Sin embargo, más que el entrenamiento, son el deseo de ofrecer tu mejor taza, fueron 4 meses que no veía a mis amigos, mi novio y familia, de entrenar sin descuidar tu trabajo desde la 7 AM hasta el cierre e incluso sábados y domingos. El sacrificio valió la pena cuando obtuve el tercer lugar pero sobre todo, el deseo que en verdad lo quieres y es que muchos toman a la ligera participar y creen que son mejores porque sus clientes se lo dicen, pero al estar ahí frente al jurado y miles de personas viéndote por internet, la presión puede ser abrumadora. Por ello le doy mucho valor a la competencia y sin duda, voy a regresar a buscar el primer lugar.

– Estupenda visión. Ariadna, ¿algo más que quieras compartir con nuestros lectores?

– Quiero insistir en la necesidad de elevar el servicio al cliente, porque lo que tú das, es lo que recibes, así como tratas, serás tratado. Ya sea que la gente sepa mucho de café o no sepa nada, hay que tratarlos igual, con respeto, calidez y si todos compartimos el conocimiento, también compartamos la actitud de servicio. Por ello tienen éxito muchas cadenas, más por el servicio, por su atención de excelencia y ello lo debemos mostrar en la barra.