Chiquitito Café, pequeño templo del sabor y la fraternidad

Oscar A. Galeana Sánchez

Desde 2012 este espacio se ha ganado las tardes y noches de los jóvenes de la zona, amantes del bon vivant.

Apenas 18 metros cuadrados, casi en una bocacalle de la dinámica avenida Alfonso Reyes, que lleva al corazón de la vida inn de la colonia Condesa, desde 2012 este espacio se ha ganado el derecho de formar parte de las tardes y noches de los jóvenes de la zona, amantes del bon vivant.

Aquí llegó Jeremy Nicholas Clouser, barista y empresario estadounidense, con la idea de replicar el concepto de estos pequeños coffess neoyorquinos; elementos básicos, de presencia vanguardista y personalidad única: la barra con su máquina, un espejo, tres mesas dentro y dos afuera. Quien por vez primera acude aquí, de inmediato dirá: “¡Es Chiquitito! Y en efecto, Chiquitito Café cuenta con la credibilidad de ofrecer el mejor café de la zona, coronada por varias cafeterías de la Sirenita de Seattle que le rodea, pero no le han hecho meya, como el propio Jeremy Nicholas Clouser explica mientras disfruta una tizana preparada por su team de baristas: “Cuando llegamos, teníamos muy cerca una de esas cafeterías y a los ocho meses de que abrimos, se montaron otras cuatro tiendas cerca de la zona. Pero la gente de inmediato reconoció la calidad de nuestras bebidas y además, como la tendencia es consumir productos naturales u orgánicos, han visto ese valor agregado en nuestra barra y por eso ya tenemos una amplia clientela cautiva que nos obligó a abrir hace cerca de un año una sucursal en la colonia Cuauhtémoc. Nos ha ido bien”.

– Pero dime Jeremy, ¿cómo nace el concepto de Chiquitito Café?

– De un estudio de mercado que hice para conocer qué producto podría ser atractivo en esta colonia, donde prácticamente hay de todo. Hace casi cinco años encontramos este espacio de apenas 18 metro cuadrados, que me pareció perfecto porque por una parte, me permitía minimizar el riesgo de inversión en el negocio por si no se consolidaba, y por el otro nos permitió concentrarnos más en el valor del café que de la imagen que el local debiera ofrecer. Sin embargo, nuestro estilo minimalista le ha gustado a la gente de la colonia, les atrae y les generó empatía con nuestra propuesta de especialidad, porque los hace sentir cercanos con los baristas y eso lo hemos aprovechado al máximo.

– Y ya que tocas el café, ¿de dónde provienen tus mezclas?

– Fue curioso cómo llegamos a la mezcla de la casa. No fue fácil hallar quién nos surtiera el café en la ciudad porque por una parte, queríamos algo único y especial pero parecía que no había otra opción más que importar de Estados Unidos, pero por otra parte, por logística y pensando en rendir tributo al café mexicano, desechamos esa idea. Entonces hace como 6 años, en Expo Café encontramos a don Carlos Avendaño que presentaba una nueva mezcla de su finca en Boca del Monte, Veracruz, un pueblito ubicado entre Huatusco y Coatepec. Nos llamó la atención lo que nos comentó, la trazabilidad de su café y eso nos convenció y desde entonces usamos sus granos. A la fecha, vamos de la mano creciendo, intercambiamos puntos de vista y checamos el proceso desde la finca hasta que lo preparamos en taza. Por ello su grano es la mezcla de casa, aunque de vez en cuando rotamos otros granos sobre todo internacionales, pero son lo menos.

– ¿Qué es lo que más te pide la clientela?

– Tenemos muchos amantes de espresso y ofrecemos una bebida especial, el Café chiquitito que básicamente es un espresso ligeramente endulzado por leche condensada. También tenemos métodos; al principio pedían mucho la prensa francesa, pero ahora lo más demandado son el V 60 y Aeropress, aunque también tiene que ver el gusto personal de barista para usar el método a utilizar. A veces, usamos un tostado más frontal para que case bien con los métodos y también tenemos un caturra de origen sin mezclar, que ofrece tonos muy agradables. Y claro está, las bebidas del verano como tizanas y frutales. También tenemos servicio a domicilio.

– Y to

do ese catálogo de bebidas lo acompañas con alimentos también de la casa…

– Exacto. Tanto los snacks y pastelería los hacemos nosotros, particularmente mi esposa es la que se encarga de ello, sobre todo en la sucursal de Rio Lerma que tiene más espacio para hornear. Ofrecemos alimentos para acompañar su bebida, porque más que café, ofrecemos experiencias agradables a nuestros clientes y por eso, la filosofía es hacer todo con pasión y calidad, por lo que cuidamos al detalle todos los procesos.

– Ahora, en Chiquitito es común ver a sus baristas participar en las competencias; ¿eso le da prestigio a tu barra?

– Para mí es importante que los chicos tengan ambición de probarse en las competencias de barismo; no es requisito, pero si me parece que eso demuestra su compromiso de crecer y me gusta apoyarlos, motivarlos a que lo intenten. No es que vea a Chiquitito como una escuela de barismo, pero creo que eso demuestra la pasión y compromiso que tenemos con el café de especialidad y la calidad que ofrecemos a nuestra clientela y eso de alguna manera te da buena reputación en el mercado.

– Muy bien Jeremy, ¿algo más que quieras agregar?

– Solo agradecer el espacio y decirle a los lectores que aquí los esperamos. En Chiquitito, el café es la figura principal para ofrecerles experiencias únicas y que quieran revivir. Quienes nos visitan saben que amamos el café de especialidad y los esperamos aquí en la Condesa, de lunes a sábado de 7:00 a.m. a 7:30 p.m., o en la sucursal de Río Lerma.