Las abejas y su «crush» con la cafeína

Miriam Apolinar Sánchez

Para las abejas, uno de los sentidos más importantes es el olfato. A través de sus antenas, logran ubicarse en el espacio y rastrear las flores que les interesan, así como regresar a casa.

Un estudio reciente reveló que, además de volverlas mucho más activas y aceleradas, la cafeína ayuda a las abejas a tener mejor memoria. Aquellas que consumen este tipo de néctar visitan con más frecuencia las mejores flores, y encuentran otras nuevas con propiedades más nutritivas.

El estudio fue publicado en Current Biology, y a diferencia de investigaciones realizadas en el pasado, señala los beneficios que las abejas obtienen de la cafeína. 

Sarah Arnold, investigadora del Instituto de Recursos Naturales (NRI) de la Universidad de Greenwich en el Reino Unido, asegura que con este estímulo, están más activas y trabajan mejor:

«CUANDO LES DAS CAFEÍNA A LAS ABEJAS, […] PARECEN ESTAR MÁS MOTIVADAS Y SON MÁS EFICIENTES», EXPLICA LA EXPERTA. «QUERÍAMOS VER SI PROPORCIONAR CAFEÍNA AYUDARÍA A SUS CEREBROS A CREAR UNA ASOCIACIÓN POSITIVA ENTRE UN CIERTO OLOR A FLORES Y UNA RECOMPENSA DE AZÚCAR».

La investigación reveló que estos polinizadores prefieren las plantas con cafeína, como lo son los cítricos y la baya del café. No sólo eso: las abejas que se habitúan a este consumo buscan cada vez más las flores que les pueden dar este incremento de energía.

Para el estudio, se tomó una muestra de 86 ejemplares. A un grupo se le expuso al consumo de cafeína con azúcar. A otro, únicamente se le ofreció azúcar. Inmediatamente después, se les presentó un olor sintético a fresa. Después de comer, se les liberó en un entorno controlado para poder analizar su comportamiento posterior, en el que había otros olores distractores. Los resultados fueron impresionantes.

Más del 70 % de las abejas que comieron cafeína fueron más hábiles para rastrear el olor sintético de fresa y encontrar su origen. El otro grupo eventualmente también llegó a la fuente de fresa sintética, pero les costó mucho más trabajo. «Esto sugiere que la cafeína tuvo un impacto notable en la mejora de la capacidad de las abejas para reconocer una flor de fresa por su olor y recordar que tiene el néctar deseado», escriben los autores.

El comportamiento de las abejas supera el entendimiento humano, pese a que han sido ampliamente investigadas parece que todavía guardan amplios secretos. Sus lenguajes rayan en la complejidad y hasta han desarrollado un sistema de comunicación muy detallado. Quizá nunca lleguemos a desvelar todos sus secretos, pero por ahora nos resta cuidar de estos seres vibrantes, los más importantes del planeta.